La pujante imagen con la arrasaba Soledad Carrizo en el año 2013 y que la llevó a encabezar varias conquistas en el norte de la provincia de Córdoba, se fue apagando con el correr de los años. 

 

Tres años después, ese capítulo no tiene el mismo impacto en la sociedad que votó con esperanza las promesas de un norte pujante; las relaciones que tenía con la mayoría de los jefes comunales del norte ya no son las mismas y le va a costar regenerar ese tejido que fue la base de campaña. 

 

Esta vez no será sencillo camuflar en un discurso el manto de sospechas de corrupción de casi todo su equipo político, ni los compromisos incumplidos que fueron propuestos en su plan para llegar al Congreso de la Nación.

 

En este difícil momento, un gesto de respaldo que tuvo la diputada la semana pasada fue la visita del jefe de radicalismo en Córdoba, Ramón Mestre, que llegó como para darle un poco de oxígeno a la deslucida imagen de “La Sole”. 

 

Más allá de la dura batalla que tiene que incoar este equipo político, el pueblo sigue teniendo las armas.