Cada vez que una noticia judicial ubica en primer plano al poder político de Quilino, inevitablemente impacta en la imagen política más importante que tiene el radicalismo en el norte de Córdoba.

Esa escena favorable para muchos, y donde pocos son vulnerables, es propicia para los que tienen deseos o pretensiones de representar al partido centenario en el Congreso de la Nación. Lejos de una postura cínica, una línea dura, interna, como el concreto de la UCR, ha puesto una mirada crítica y aguda sobre la reelección de la actual diputada nacional Soledad Carrizo.

En este clima ensombrecido y pesado entre causas judiciales e imputaciones, empiezan a surgir  los primeros planteos de proyección de otras alternativas; se profundiza el análisis de quiénes son los candidatos mejor parados, y esto produce la discusión de quiénes ocuparán los pocos lugares que le sobran al PRO en el Congreso.

Desde los balcones de la Cámara baja, se observa a “Los Mestres” ya con los brazos adormecidos de tanto abanicar a la imagen en blanco y negro de “La Sole”, hoy desdibujada en las encuestas.

La lucha de poderes ha vuelto a desatarse y por ahora no hay nada definido en el radicalismo, pero la sugerencia está expuesta, y la ventaja política corre a favor de los duros.