Cierra el cine Atlas en Cosquín: “Se fue apagando, acompañado por la situación económica del país

Ubicado en plena Avenida San Martín, cerca de la Plaza Próspero Molina, cierra una sala que contenía al público del valle de Punilla. Roberto Abdenur, su dueño, habla con LNM sobre los motivos, el futuro de la industria y reflexiona acerca de los consumos culturales

Sociedad 16/03/2024

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Un cartel rojo, negro y blanco pegado a la derecha de un edificio señala con una A un espacio que ahora no existe. Ubicado en plena avenida San Martín, a dos cuadras y media de la Plaza Próspero Molina, la A es de Atlas, el nombre del cine que tras dos temporadas cierra sus puertas en Cosquín. Y no es un cine cualquiera: era la única sala en -por lo menos- 30 kilómetros a la redonda, en pleno valle de Punilla, ciudad donde también se hace el Festival Internacional de Cine Independiente.   
 
“Al principio fue lindo y empezó bien porque hacía mucho que no había cine en Cosquín, pero de a poco se fue apagando, acompañado por la situación económica del país. El año pasado el balance fue muy negativo.
 
Fueron dos años hermosos, pero no estaba cerrando”, le dice a La Nueva Mañana Roberto Abdenur, el dueño. Criado en el norte del país, tiene una experiencia y es la de instalar y sostener salas de cine.
 
“Somos de familia de cine”, aclara Roberto y nombra a su papá, a su mamá y a sus hermanos. Honorio Abdenur, su padre, era el dueño de los cines más populares del norte y son sus hijos, Roberto y Julio, quienes mantienen hoy este negocio y esta pasión. Julio lo hace en el Cine Opera en Salta y Roberto con los cines Atlas en Tucumán, en La Banda y, en Córdoba, sólo queda en La Calera, abierto en diciembre de 2023.
 
Honorio abrió espacios también en La Quiaca y en Rosario hasta llegar a Salta, Tucumán y Jujuy.
 
“La gente dejó de ir al cine como antes”
 
El cine Atlas de Cosquín pasó por muchas manos y muchos nombres hasta llegar a Roberto, que cuenta que antes era un cine grande y bien tradicional. Con el paso de los años se fueron cerrando algunos espacios, haciendo reformas y del gran cine sólo permanece una sala de 90 butacas.
 
“Teníamos todos los estrenos con la misma tecnología que los cines más grandes. En el sentido técnico se veía hermoso, las imágenes y el sonido. Es una gran pena, pero no nos quedó otra. Con la baja concurrencia, los insumos que se incrementan, la luz, todos los gastos fijos se nos suben y no podemos cobrar diez mil pesos una entrada”, explica.
 
Como empresario y como experto del rubro, Roberto ensaya algunos motivos del cierre: situación económica, falta de respuesta del público y cambios en los consumos. “La gente dejó de ir y como es pequeño la rentabilidad no te cierra. Creo que las películas tampoco acompañaron. Hubo días que estábamos con cero público, incluso con luces prendidas y todo. No hubo respuesta del público, aunque la culpa tampoco es de ellos”, asegura.
 
Y agrega: “Cómo es una empresa familiar se tomó la decisión de no bancarla porque no nos daba. Hoy las cosas están muy caras. Los repuestos para el proyector de cine están todos en dólares. Una lámpara te sale tres millones y medio de pesos. Por más amor que uno tenga por el negocio, la parte económica hoy es muy fuerte”.
 
Sin embargo, Abdenur destaca que “la gente dejó de ir al cine como antes. No es solo en Cosquín, es una tendencia en todos los cines, en todo el país. La gente no está respondiendo de la misma forma y al ser salas chicas menos número tenes”.
 
“Por más amor que uno tenga por el negocio, la parte económica hoy es muy fuerte”
 
La pandemia y las plataformas de streaming: un antes y un después
 
Para el dueño del cine Atlas, la pandemia y la llegada de las plataformas de streaming marcaron un antes y un después para las salas de cine: “Las plataformas avanzaron mucho y han empezado a dar el estreno de películas primero en plataformas y la gente se puso más selectiva. Ya no va al cine a ver todo, sino que eligen películas que valgan la pena ver en pantalla grande”.
 
“Antes no se daba tanto eso porque era una salida ir al cine. Hoy ya tiene que ser algo puntual. Las producciones de Disney de los últimos años vienen fracasando. Antes tener el logo de Disney era la carta de presentación para que sea un éxito. Hoy ya no está pasando eso. Ellos se están dando cuenta ahora y tampoco ellos saben cómo salir. Están atrapados ahí y nos han jodido a todos”, afirma.
 
Aunque su presente no sea optimista, para Roberto esta situación es un fundido a negro, un punto y aparte en la historia del cine. “Ya mis padres hacían esto. Nos dedicamos toda la vida a esto. Las hemos visto pasar a todas. El cine ha tenido miles de embates siempre y nunca lo han podido matar. Desde la tele, el video cassete, el bluray, las películas truchas. Y esta es una nueva reestructuración”.
 
Y opina que “la tendencia es que no haya producciones masivas como veíamos antes de la pandemia. Con colas y colas para ver, puede haber algunas películas que sí, pero será menos común. Iremos buscando achicarnos, hay varios colegas que están achicando estructuras. Hay que buscarle la manera de sobrevivir”.
 
“Las producciones de Disney de los últimos años vienen fracasando; Antes tener el logo de Disney era la carta de presentación para que sea un éxito”.

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