La gestión de Fernando Duarte al frente de la Liga Ischilín sigue enfrentando serios cuestionamientos. En esta ocasión, la Liga Ischilín de Fútbol Infantil (LIFI) se encuentra en el ojo de la tormenta con dos conflictos que han puesto en tela de juicio su conducción.

 

El primer problema se originó con la escuela de fútbol de Juventud Unida de Capilla de Sitón, que se habría visto perjudicada en su enfrentamiento contra La Mano de Dios, de Deán Funes. Mario Centurión, intendente de Capilla de Sitón, denunció que su equipo fue perjudicado en el primer partido y descalificado de forma injusta. Según Centurión, el reclamo fue llevado a la reunión de la LIFI la semana pasada y también a la reunión que tuvo lugar ayer por la noche, pero no recibió respuesta, ya que Duarte no asistió a este último encuentro, dejando sin solución la situación de Juventud Unida.

 

El segundo conflicto involucra a la escuela de fútbol de Las Arrias, que se vio envuelta en una controversia durante las semifinales contra San Martín de Deán Funes. Según Sergio Juncos, representante de Las Arrias, uno de sus jugadores había firmado para otra institución durante el torneo sin notificarlo. Pese a esto, la LIFI les permitió contar con el jugador para los partidos de semifinales. Sin embargo, días después, la escuelita fue descalificada por "mala inclusión" del mismo jugador, generando desconcierto y malestar en la institución.

 

Ambos incidentes han incrementado la tensión y las críticas hacia Duarte, quien enfrenta un creciente descontento en su gestión como presidente de la Liga Ischilín. Estos sucesos han puesto en duda la transparencia y el liderazgo en la conducción de la liga, intensificando la presión sobre su continuidad al frente de la organización.