Palito Ortega en Córdoba: una “despedida” a la altura de la leyenda del último Elvis

El cantautor tucumano se presentó ante un Quality colmado. Repasó su carrera junto a una potente banda y se mostró en plena forma. Repite en octubre.

Sociedad 14/05/2022

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El 8 de marzo, Palito Ortega cumplió 81 años. Tres meses antes había iniciado su última gira artística con la idea de celebrar sobre el escenario una carrera impensada para aquel niño que repartía diarios en Tucumán para ayudar a su padre.
 
Sin dudas, el cantautor tuvo varios aciertos y alguna que otra piedra en un camino de popularidad que atraviesa a varias generaciones. Si hasta se tentó con la política y fue gobernador de su provincia y candidato a vicepresidente. Pero nadie podrá objetar su huella en la música nacional, que lo tiene como una de sus figuras más entrañables y hoy le reconoce su vigencia en un nuevo momento de plenitud. Algo que ya se había visto, por ejemplo, en el último festival de Jesús María.
 
Ese es el contexto en el cual Ortega llegó a Córdoba para actuar, al menos en los papeles, por última vez. “Gracias”, anunciaban los carteles que promocionaban el concierto de este viernes en Quality, en el marco de su “tour despedida”. Y eso es precisamente lo que habría que decirle al cantante, actor, compositor, productor, cineasta y hasta ángel de la guarda de Charly García luego del repaso retrospectivo que hizo en el estadio abierto del sur de la ciudad.
 
 
CORAZÓN CONTENTO
 
Cuando a las 21.47 Ramón Ortega salió al escenario, 1.300 personas lo esperaban desde hacía varios minutos firmes en sus asientos. Mayoría de adultos mayores, muchos de ellos incluso con movilidad reducida, los asistentes al último capítulo de la larga relación entre el cantante y Córdoba ovacionaron a su ídolo desde el arranque, que se dio con Un muchacho como yo y una banda (guitarra acústica y eléctrica, bajo, teclado, batería, dos vientos y dos coristas)marcando presencia de entrada.
 
Instantes antes, Juan Alberto Mateyko había presentado a Palito como su “consejero, amigo y hermano”. Allí se registró la primera gran emoción de la noche, cuando el conductor de Radio Mitre recordó su llegada a Córdoba hace 14 años y se le entrecortó la voz. Según él, en su momento Ortega lo ayudó a tomar la decisión de radicarse en la ciudad y le puso como ejemplo su propia experiencia: “Córdoba me dio todo. Aceptá ese reto, Juan”.
 
 
El inicio del concierto fue arrollador. Primero por la lista de canciones, que incluyó Bienvenido amor, Viva la vida, Corazón contento, Despeinada o La felicidad, y por el despliegue de una banda aceitada y compacta, que acompaña (y apuntala) magistralmente a Ortega. Y luego, por la vitalidad de un músico con un estado físico envidiable para su edad, que además parece disfrutar del encuentro con su público como si fuera todavía un principiante.
 
Esa actitud fue otra de las constantes en el show del tucumano: habló como buen maestro de ceremonias que es, hizo chistes, contó anécdotas, bromeó con su fracaso como productor de la gira argentina de Frank Sinatra, envidió los movimientos de Sandro a la de bailar y recorrió la trastienda de las canciones que lo marcaron como artista. Hacia el final, incluso, se emocionó y recibió el cariño del público conmovido entre recuerdos y aplausos.
 
“Gracias por tanto amor, tanto cariño, tantos años”, había dicho en el comienzo, al prometer un concierto lleno de recuerdos y un “fuerte abrazo” a través de sus canciones, que según él siempre buscaron ofrecer “una mirada esperanzadora”. Al repasar los rostros del público presente en Quality, vaya si Ortega cumplió. La platea bailó y aplaudió durante la hora y media de show y se hizo sentir en el final de cada canción.
 
 
AUTORRETRATO DE CANCIONES
 
Luego de que Lalo Fransen, director musical de la banda, se encargara de un breve intermedio con sus canciones de El Club del Clan, Palito volvió al escenario vestido con traje blanco en clave western y con alguna reminiscencia a Elvis.
 
En esa segunda parte llegaron algunas canciones melódicas y también Popotitos, su gran coqueteo con el rock y su primer link directo con Charly García (que incorporó el tema al repertorio de Serú Girán).
 
 
También fue el momento en el que el músico desplegó sus dotes de predicador. Con un discurso antigrieta, deseó el bienestar del país, recalcó la necesidad de pensar en positivo y salir en busca de los sueños y aseguró: “La vida te pone a prueba todos los días”.
 
Sobre el final, Autorretrato de mi vida lo encontró llorando frente a una multitud agradecida por el nivel de entrega por parte de Ortega. El cantante fue ovacionado por enésima vez con buena parte de la platea de pie y la postal se convirtió en el resumen de una noche con condimentos emotivos de todos los sabores.
 
 
Se parece a mi mamá y Yo tengo fe marcaron el comienzo del final, que llegó luego de un pedido unánime de “otra” y de Media novia. A esa altura, ya se había confirmado una nueva función del tucumano en la ciudad y la supuesta despedida de este viernes finalmente no iba a ser tal.
 
El próximo 22 de octubre Palito Ortega volverá a Quality para el que será su último encuentro con el público local. A juzgar por lo visto este viernes, hay garantía de canciones para el recuerdo, momentos emotivos, risas y clima de fiesta popular. Todo aquello que la música de Palito Ortega representa para millones de argentinos.

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